Será el mismo Ferreres (zapatero de profesión en la calle Santa Lucía), Layel, Bene (un guardia civil que también había jugado en el Caspe) y José Cubero Zabay, quienes ayudan al club como árbitros. Dos de ellos, Ferreres y Cubero, seguirán en el mundo del arbitraje colegiándose.
José Cubero, ahora con ochenta y nueve años (cuarenta y cuatro de ellos como directivo), recuerda que se hizo árbitro para ayudar al Club. No cobraban y destaca como su mejor virtud una excelente forma física que le permitía ir de área a área rápidamente.
Pitó partidos amistosos en Caspe y oficiales en la comarca. Precisamente en el campo del Plano arbitró uno entre el CD.Caspe y las Viejas Glorias del Zaragoza. Ese día vino uno de los mejores jugadores que ha tenido el equipo zaragozano, Severino Reija Vázquez.
"Reija. Este que era defensa internacional, del Zaragoza, muy bueno, muy bueno. Me pasó un caso con él. Le pité un penalti. Dice, ¿a mi? Digo, sí. Pues no lo han de sacar. Levanté el brazo y había dos parejas de la Guardia Civil con los mosquetones. Así como levanté el brazo, se levantaron y al ver que cogían los fusiles, dice, ya me voy, ya me voy. Le dije, tanto si lo haga bien o lo haga mal, el que manda soy yo. Y cuando terminó el partido, vino, me dio la mano y me dijo, perdone, tenía usted toda la razón del mundo."
"Me pasó una cosa con uno. Estábamos trabajando juntos. Era de Nonaspe y jugaba con el Mequinenza. En partido oficial. Como lo conocía, antes de empezar le dije, mira, te conozco y sé cómo eres, mi casa la tienes abierta para lo que quieras pero aquí no me conoces, como hagas el tonto irás a la caseta. Hombre a mi, sí a ti, a ti. Pues vale. No sé qué pasó y antes de terminar el partido se fue a la caseta. Te he avisado antes de empezar. Seguimos siendo todo lo amigos que quieras y mi casa sigues teniéndola abierta pero ahora vas a la calle y fue a la calle."